Portugal emitirá deuda en yuanes, un paso más de China en el continente europeo hacia su “nueva ruta de la seda”. Preocupación de Europa por el expansionismo chino
Un viaje de mil leguas siempre comienza por el primer paso”, dicen que dijo el filósofo chino Lao-Tse, una máxima que nunca dejó de guiar al gobierno de ese país en su camino a convertirse en la primera potencia económica mundial. Y que se refleja en su expansionismo financiero de los últimos años, que ya está llegando a Europa y que les recuerda a los europeos otra traumática invasión, la de los mongoles del siglo XIII. Porque va a costar evitar la tentación de firmar acuerdos con el gobierno de Xi Jinping, el cual está provisto de una billetera muy abultada y de un proyecto que atrae por donde se lo mire, como es el de la “Nueva Ruta de la Seda”.
La propuesta, que es muy ambiciosa, implica ofrecer líneas de financiamiento a tasas preferenciales para desarrollar proyectos de infraestructura en toda la región por donde históricamente pasaba la antigua Ruta de la Seda, que se creó a partir del siglo I antes de Cristo para conectar comercialmente a China con la India, el Medio Oriente, Turquía, Europa y África.
Si el actual gobierno chino necesitaba una vidriera internacional para mostrar todo el potencial económico del país, con este proyecto (que se extiende a todo el mundo y que se estima que puede llegar a costar u$s 1 billón) se puede jactar de haber puesto en marcha un Plan Marshall del siglo XXI, similar al que creó EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial para poner de pie a la Europa devastada.
Ya no te quiero
Pero este plan de infraestructuras ya no es recibido con los brazos abiertos por los europeos. El continente no necesita ser reconstruido, sino que goza de la mayor riqueza por habitante de su historia, si bien todavía no logró recuperarse del todo de una de las crisis financieras más profundas que le tocó vivir en el último siglo. El desplome de la deuda soberana que estalló en 2010, y que fue una consecuencia de la crisis subprime estadounidense de 2008, puso a toda la zona euro en una situación financiera muy delicada, con un real riesgo de derrumbe de todo el sistema bancario continental, y de cesación de pagos en varios de los países de la región.
Esto obligó al Banco Central Europeo (BCE) a desarrollar mecanismos de financiamiento especiales para sostener a las economías más débiles, e incluso lanzar masivos planes de rescate para Grecia, Portugal e Irlanda, elaborados por el organismo conjuntamente con el FMI y la Comisión Europea (CE). Hecho que forzó a estos países a realizar severísimas purgas económica (principalmente en Grecia) para recuperarse y no tener que abandonar la zona euro.
Ataque a Europa
Es dentro de este contexto de crisis aún no resuelta del todo donde abreva el gobierno chino para avanzar sus fichas en Europa, como si fuera una jugada del popular juego de mesa del T.E.G. Ya no es más “China ataca a Kamchatka”, sino que directamente China ataca al corazón de la zona euro, lo que pone los pelos de punta a las autoridades de una región del globo que nunca estuvo acostumbrada a ser dominada, sino más bien todo lo contrario.
El primero en recibir la ayuda china fue la maltrecha Grecia, que cedió en 2017 el 67% del puerto del Pireo (el mayor del país) a inversores chinos, así como el 24% de la compañía eléctrica nacional. La llegada de dinero fresco desde China tuvo sus frutos muy rápido: el gobierno griego votó en contra de un comunicado de la Unión Europea que condenaba los abusos a los derechos humanos en China. Porque la conquista planetaria también se mide en la capacidad de influir cada vez más en cuestiones de política internacional.
Más recientemente, en marzo pasado Xi hizo una visita de Estado a Italia, donde se firmaron acuerdos para incluir a este país en la “Nueva Ruta de la Seda”. Para el analista Jean-Francois Dufour, “Este apoyo oficial hará que Italia sea el primer destino en Europa de las codiciadas inversiones chinas”.
Por supuesto, la preocupación entre los funcionarios europeos es cada vez mayor, ya que Italia es el primer país del G-7 (el grupo de las siete mayores economías del mundo) en abrirle la puerta al financiamiento chino, lo que muchos comparan con un nuevo “Caballo de Troya”.
Panda Bonds europeos
Pero la situación para la asediada fortaleza europea tiende a agravarse aún más, puesto que Portugal está emitiendo por estos días deuda en yuanes chinos (los famosos “Panda Bonds”), que serán ofrecidos en el mercado del país asiático. La emisión será a tres años por un total de 2.000 millones de yuans (u$s290 millones). “El objetivo consiste en estar presentes en un mercado de grandes dimensiones, con una gran liquidez y un alto nivel de ahorro. La idea es ampliar la base de nuestros inversores”, explicó Ricardo Mourinho, secretario de Finanzas portugués.
Para la CE, que trata de poner en funcionamiento distintas herramientas de control de las inversiones extranjeras en sectores estratégicos, la noticia cae como una patada al hígado. Sobre todo, porque los chinos ya entraron a Portugal, adquiriendo el 27% del primer banco privado portugués, el 85% de la primera aseguradora y el 25% de la distribuidora de electricidad.
Además, ambos gobiernos firmaron un acuerdo para desarrollar el puerto de Sines (cerca de Lisboa) y convertirlo en la “puerta del Atlántico” (con el del Pireo ya tienen la del Mediterráneo). “Cuando el plan de rescate obligó a Portugal a privatizar una serie de empresas, quienes vinieron a invertir no fueron europeos, sino chinos”, se defendió el primer ministro portugués Antonio Costa. Sin embargo, el mayor problema es el efecto contagio: Austria ya está “timbreando” al gobierno chino para ser el próximo en la lista en emitir bonos en yuanes. Volviendo a Lao-Tse, China está dando los pasos cada vez más rápido.